Terminada la Guerra Civil, muchas familias se instalaron en la Cepeda Alta buscando en el cultivo de la tierra una modo de vida. En La Cepeda, declarada “zona de patatas selectas”, han trabajado cooperativas como Quintana y Castro, almacenes Sueros, Vega y Porqueros, cubriéndose todo el proceso de producción: desde la siembra, cultivo y cosecha, hasta la selección y envasado. En aquellos años había familias que incluso caminaban días desde la vega del río Tuerto hasta el Valle de río Samario (antes Cepeda ahora Omaña), pero sobre todo hasta el Valle Gordo, en Omaña, para recoger ejemplares de calidad para la simiente.

Volviendo a la patata de La Cepeda, se sembraban en secano, y en el poco regadío existente. Las de secano eran más tempranas “para autoconsumo”, y las de regadío para la venta en septiembre u octubre. Durante muchos años las patatas de La Cepeda se vieron afectadas por plagas de escarabajos, hasta que llegó la sulfatación. También vivió una época de declive debido al agotamiento del suelo. Ahora se trabaja en obtener la certificación de “marca de calidad”.